Convivir sin racismo exige el cierre de los CIE y una política de inmigración inclusiva

junio 15, 2018


Cada 15 de junio conmemoramos el día contra los Centros de Internamiento de Extranjeros, conocidos como los CIE. Una jornada en la que muchas organizaciones de defensa de los derechos humanos nos unimos en toda España para dar visibilidad a la existencia de estos centros. Esto es, para hacer visible lo invisible. Los CIE se usan, en la mayoría de las ocasiones, para recluir a personas extranjeras que no han cometido delito alguno, que han llegado a nuestra tierra y que solo buscan una vida mejor ante las amenazas, inseguridad y persecuciones que sufren en sus países de origen.

Las organizaciones que trabajamos a favor de las personas migrantes nos damos cuenta de lo difícil que es dar a conocer esta realidad. Un grupo de activistas en la defensa de los derechos humanos que formamos parte de Convivir Sin Racismo realizamos visitas al CIE de Murcia, en Sangonera la Verde, para entrevistarnos de forma periódica con las personas internas. Con esas visitas ejercemos una acción solidaria de acompañamiento y escucha, recogemos información sobre las circunstancias de su trayectoria migratoria, su detención y las condiciones de su internamiento. Con estos encuentros detectamos los problemas de las personas internas más vulnerables: los menores, los enfermos, personas a las que se debería dar protección internacional, aquellas que manifiestan haber sido agredidas o haber recibido un trato denigrante por parte de la autoridad que les custodia.
Y la realidad de nuestro acercamiento directo al CIE de Sangonera la Verde de Murcia, a través de estas visitas que venimos realizando desde 2013, nos muestra que los centros de internamiento de extranjeros son cárceles racistas, centros de sufrimiento desproporcionado, espacios de opacidad e impunidad policial, en los que la vulneración de derechos forma parte del día a día. Por ello exigimos el cierre inmediato de los centros de internamiento de extranjeros en España.
Según los datos oficiales facilitados por el Ministerio del Interior, un total de 1.056 migrantes, procedentes de 42 nacionalidades distintas, pasaron el pasado año por del CIE de Sangonera la Verde en la ciudad de Murcia. Menos de la mitad, sin embargo, 508 personas exactamente, fueron enviadas finalmente a sus países de origen. El 98 por ciento de las expulsiones desde el CIE de Murcia se produjeron a personas procedentes del Magreb: en concreto, 408 a Argelia, el 80,32 por ciento, y 90 a Marruecos, un poco más del 17 por ciento.
Así pues, en el año 2017 un total de 548 personas recluidas en el CIE de Murcia tuvieron que ser puestas en libertad ante la imposibilidad de ejecutar la orden de expulsión, colocándolas en algún recurso de acogida de alguna organización no gubernamental o, en muchos casos, directamente en la puerta del centro de internamiento. Se les pone en la calle en lugares distintos de donde vivían, en ciudades donde no conocen a nadie, sin más medios que un billete de autobús para llegar al centro de la ciudad para buscar un comedor social donde poder alimentarse o un lugar donde dormir, en el mejor de los casos, un albergue, y la mayoría en un jardín o casa abandonada.
El centro de Sangonera la Verde se utiliza fundamentalmente para retener e identificar a personas que han llegado en la ruta de pateras entre Argelia y el levante español, convirtiéndose en la práctica en una cárcel para inmigrantes magrebíes. Una cárcel donde no se garantiza ni respeta los derechos fundamentales, ni su dignidad, de centenares de personas que se juegan la vida por diferentes motivos para llegar a Europa.
Esta situación se mantiene inalterable en los últimos años, como hemos venido denunciando desde diversos ámbitos académicos y de organizaciones de defensa de los derechos humanos. A pesar de que la ley configura la privación de libertad como algo excepcional, en los CIE se continúa abusando del internamiento, como lo demuestra que la mayoría de las personas que sufren el paso por uno de estos centros nunca debería haber pasado por ellos, pues finalmente no son expulsables. Y esto lo saben perfectamente tanto la policía como los jueces que ordenan su internamiento.
La Región de Murcia se ha convertido en los últimos años en una puerta de acceso a Europa de inmigrantes procedentes del conteniente africano, en especial de Argelia. Las costas de la Región y, especialmente,el puerto de Cartagena, son lugares de llegada de un grupo creciente de personas, siendo cada vez más numerosos los menores de edad que viajan solos, pasando de 44 jóvenes en 2014 a 463 durante el pasado año 2017. A pesar de este extraordinario incremento, ni el Gobierno de España, ni la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, han reaccionado incrementando los recursos y facilitando una solución ante el colapso evidente de la red de acogida y protección a menores en la Comunidad Autónoma.
Y cuando no se ponen los medios adecuados para atender a estos niños y niñas que se encuentran fuera de sus comunidades de origen, lejos de sus familias y son recibidos excluyéndoles en el acceso a los servicios básicos, nos encontramos con cifras escandalosamente bajas de estancia media en los centros de protección de menores migrantes de nuestra Región, pues ha sido inferior a un mes en el 80 por ciento de los casos atendidos.
Esto supone que unos 300 niños y adolescentes que han pasado por la red de centros de protección a menores extranjeros no acompañados en nuestra Región, desaparecieran de sus instalaciones sin conocer su destino durante el pasado año.
Una situación que ha sido perfectamente retratada por Save The Children en su último informe “Los más solos; menores migrantes no acompañados”, que señala que “…España es uno de los países que aún no ha logrado proporcionar un sistema de acogida y protección adecuado a la infancia en movimiento, y dar respuesta a las inquietudes y necesidades de los menores migrantes que cada año llegan a su territorio. Aquí, estos menores de edad se encuentran con políticas que no les protegen de forma individualizada y que les acaban quitando la poca infancia que les queda”.
En este día queremos enviar un mensaje de apoyo y solidaridad a las decenas de migrantes, con el respaldo de entidades sociales, que han vuelto a recurrir a los encierros en la antigua Escola Massana de Barcelona para reivindicar sus derechos: exigir más facilidades para conseguir papeles de residencia o padrón, recuperar la sanidad universal, reclamar que se deje de penalizar el top manta o que se cierren los CIE. Reivindicaciones, entre otras, que hemos recogido en el cartel de esta convocatoria. Sus sueños son también los nuestros y desde aquí también trabajaremos para extender su protesta.
Y no queremos olvidar a las trabajadoras y trabajadores del  campo de esta Región que soportan condiciones de trabajo indigno en muchas empresas agrícolas. Hablamos de salarios irrisorios, jornadas de hasta 15 horas diarias, un solo día de descanso a la semana como mucho, desplazamientos peligrosos en furgonetas desvencijadas y cotizaciones muy por debajo de las reales, trabajos a destajo prohibidos. No olvidemos que el 90 por ciento de los trabajadores del campo de la Región de Murcia sufre explotación laboral, y en su inmensa mayoría son inmigrantes. Por ello queremos saludar y recordar aquí la lucha de las trabajadoras temporeras de la fresa en Huelva, ya que estos días hemos conocido por la prensa alemana la situación de explotación laboral y sexual que están sufriendo, que no es muy diferente a la que en esta Región se ha denunciado en diferentes momentos por trabajadoras de almacenes de frutas y hortalizas. Visibilizar y denunciar la explotación ayuda a vencerla.
Por todo ello, afirmamos que es necesario y urgente cambiarlas leyes que permiten la explotación y la persecución de las personas por su procedencia o color de piel, comenzando por la Ley de Extranjería, la reforma laboral, la Ley Mordaza... Necesitamos políticas inclusivas que permitan acoger a las personas con dignidad y mirarlas sin miedo. Estos son nuestros retos y esta tarde, aquí, os invitamos a que os suméis a las luchas y deseos en favor de quienes ven sus derechos humanos vulnerados.
¡Ningún ser humano es ilegal¡
¡Ninguna valla decide sobre los derechos de las personas¡
¡Migrar es un derecho, no un delito¡
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