Convivir Sin Racismo denuncia el uso indiscriminado de la violencia policial contra los migrantes en las zonas fronterizas de Ceuta y Melilla.
febrero 07, 2014
Ayer, jueves 6 de febrero de 2014, a primera hora de la
mañana conocimos el fallecimiento de 9 inmigrantes que intentaban cruzar la
frontera de Marruecos con Ceuta. Hoy sabemos que el número asciende ya a 13 y
puede ser mayor pues continua la búsqueda de desaparecidos. Según testimonios
recogidos de varios supervivientes que participaron en el intento de entrar a
nado en España, la
Guardia Civil disparó balas de goma y lanzó botes de humo a
este grupo de personas.
También ayer pudimos ver en un medio de
comunicación un vídeo en el que se distinguía como un grupo de inmigrantes era
devuelto en la frontera entre Melilla y Marruecos por la Guardia Civil, en lo
que el diario calificaba como “devolución irregular”. Y sobre esto el propio
Ministro del Interior reconocía que se producía en casos puntuales: algunas
veces, pero pocas. Como si el hecho de que no se hiciera todos los días quitara
gravedad al asunto denunciado: que las fuerzas de seguridad estarían actuando
sin atenerse a la legalidad con las personas que pretenden entrar en nuestro
territorio por las fronteras de Ceuta y Melilla.
Lamentablemente no es un hecho aislado,
sino un síntoma de un uso cada vez mayor de la violencia rutinaria contra los inmigrantes.
Estos acontecimientos dramáticos, que conocemos casi a diario, nos recuerdan el
abuso creciente hacia la integridad física, la dignidad y los derechos de los inmigrantes.
Dado el reciente aumento de estos
incidentes, denunciamos la violencia ejercida por las autoridades marroquíes y
españolas en las zonas fronterizas de Marruecos, pedimos el cese inmediato de
está violencia institucional y la apertura de una investigación formal sobre
las circunstancias de las muertes ocurridas en Ceuta en la jornada del jueves 6
de febrero y el esclarecimiento de las denuncias presentadas en los últimos
meses por las devoluciones de inmigrantes a Marruecos efectuadas por la Guardia Civil
momentos después de producirse las entradas por las vallas de Melilla pues son
unas prácticas ilegales, según establece la propia Ley de Extranjería.
La profunda brecha económica entre ambas
orillas del Mediterráneo es un reclamo permanente que en modo alguno puede
combatirse permitiendo los atropellos puestos en marcha contra los derechos
humanos. Tal actitud contraviene los principios sobre los que se sustenta la
Unión Europea. Y mientras tanto, parece que solo queda esperar a que esta tragedia,
como las que le han precedido, como la existencia de las concertinas en esas
fronteras, se borre de la memoria colectiva.
¡VERGÜENZA!
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