25 marzo. MANIFIESTO POR EL CIERRE DEL CIE DE SANGONERA LA VERDE (MURCIA)

marzo 29, 2017

Los Centros de Internamiento de Extranjeros, conocidos como los CIE, son establecimientos públicos no penitenciarios donde se encierra a personas extranjeras por orden judicial, cautelar y preventivamente, que carecen de documentación legal para residir en el país o haberla perdido y se encuentran sometidas a expedientes de expulsión del territorio español. Aunque hay lugares de detención similares desde la entrada en vigor de la primera ley de Extranjería de 1985, su existencia quedó reglada por una orden ministerial en el año 1999. Su funcionamiento y régimen interior no se completaron hasta la regulación aprobada por el Gobierno de España en el del Real Decreto 162/2014, que entró en vigor el 16 de marzo de 2014. En la actualidad, los centros existentes en España son siete, uno de ellos en Sangonera la Verde, justo aquí al lado, en el municipio de Murcia.

Desde la Directiva Europea sobre políticas migratorias y control de fronteras de 2008, la conocida como directiva de la vergüenza, las personas extranjeras en espera de su posible deportación pueden permanecer encerradas en España hasta un máximo de 60 días. No obstante, desde la Comisión Europea, en concreto su comisario de Inmigración, se ha pedido recientemente a los Estados mayor contundencia con las expulsiones de personas irregulares, incluidas menores no acompañados, así como la ampliación en los períodos de detención hasta el máximo permitido, es decir 6 meses. Con ello se han plegado a los dictados de los grupos eurófobos y a los discursos de la extrema derecha europea contra los inmigrantes.

Recordamos que la privación de libertad por estancia irregular en los CIE confronta con los derechos a la libertad y a la seguridad personal proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. En concreto, la detención en los CIE ha sido denunciada por tratarse de una medida legislativa desproporcionada e incompatible con la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial.

Alertamos que el funcionamiento de los CIE está marcado a diario por unas instalaciones deficientes, por la falta de preparación del personal policial que custodia a los internos, por carencias de todo tipo en atención sanitaria, psicológica o social, por la no aplicación efectiva de la tutela y las decisiones de los juzgados de vigilancia, siempre condicionadas a las decisiones policiales en aras de la “seguridad”. Desde hace años persisten las denuncias por su funcionamiento, trágicamente puestas de manifiesto con muertes, como las de Samba Martine en el de Aluche (Madrid) en 2011 o Idrissa Diallo en el de Barcelona en 2012. También con la violencia, malos tratos y un oscurantismo que han merecido ser denominados como agujeros negros o guantánamos españoles, donde la dignidad y los derechos humanos quedan fuera de sus rejas.

Afirmamos que, ante la vulneración, limitaciones y faltas de garantías enumeradas en distintos informes de organizaciones sociales de defensa de los derechos humanos, de la propia Oficina del Defensor del Pueblo y de autos judiciales de control de los CIE, las personas allí detenidas no reciben un trato digno y humano que respete sus derechos fundamentales. Como tampoco se ajusta a las exigencias establecidas en el reglamento de su funcionamiento y régimen interior, como al Derecho internacional, entre ellos la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE y a las normas establecidas por el Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa, para la prevención de los malos tratos de las personas privadas de libertad en Europa

Cuestionamos la viabilidad y funcionamiento de los CIE pues, junto a las recurrentes denuncias de vulneración de los derechos humanos de las personas allí retenidas, no cumplen con el cometido para el que fueron creados. Si su función teórica es la de custodia antes de la expulsión, las cifras demuestran su creciente inutilidad y crueldad. Según datos del Ministerio Interior, de los 7.597 sin papeles que pasaron en 2016 por los siete centros que hay abiertos, se consiguió deportar al 29 por ciento. Lo que supone que 5.392 personas pasaron decenas de días de reclusión, miedo y angustia para posteriormente ser puestos en libertad por nada. En el CIE de Murcia se encerró el pasado año a 654 internos de los que 275 pudieron salir en libertad y otros 74 consiguieron fugarse, aunque finalmente detuvieron a algunos de ellos. Por estas razones, desde diversos ámbitos sociales y de defensa de los derechos humanos, denunciamos que estas instalaciones se han convertido en la práctica en un instrumento abusivo para recluir personas inmigrantes, sobre todo procedentes del continente africano (el 90 por ciento de los cautivos en estas instalaciones en 2016), aunque la mayor parte de las veces se sabe que no podrán ser expulsados.

Señalamos que otro de los grandes problemas dentro del CIE es la situación de extrema vulnerabilidad de determinados colectivos. Si las organizaciones sociales hemos detectado la presencia de menores de edad, mujeres embarazadas, víctimas de trata, personas enfermas crónicas o agredidas, personas con arraigo en España o solicitantes de asilo, el Informe del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura de 2016 de la Defensora del Pueblo señala casos de vejaciones morales, agresiones, hacinamiento, condiciones higiénicas inhumanas o falta de información sobre derechos fundamentales.

A lo largo de los últimos años hemos conocido y acompañado a varias centenares de personas internas en el CIE murciano y constatado y denunciado irregularidades de todo tipo: internamiento de menores, malos tratos, falta de información sobre los procedimientos que les afectan, deficiente atención sanitaria, alimentación insuficiente e inadecuada, carencia de material lúdico, de ocio o deportivo, prohibición de mantener contacto físico con sus familiares, una deficientes condiciones de higiene y ropa... En los últimos meses, las noticias han vuelto a poner a los CIE en el foco de atención pública, con una cadena de fugas e incidentes de todo tipo que se han sucedido desde Aluche en Madrid a Zona Franca en Barcelona y sobre todo en este centro de Sangonera, en Murcia. Estos incidentes son expresión de una rabia contenida que está empezando a estallar. Una rabia fruto de la situación de amenaza, angustia y estrés que sufren las personas allí internadas y que, además, pone de manifiesto aquello que las autoridades tratan de minimizar u ocultar: los CIE son espacios de un sufrimiento desproporcionado, innecesario y tremendamente injusto.

Así mismo queremos resaltar que desde el pasado 24 de noviembre de 2016, siete internos que participaron en la última fuga del CIE se encuentran encarcelados en los dos centros penitenciarios de Murcia, pues un juzgado decretó una orden de prisión provisional sin fianza, sin que hasta la fecha se haya determinado su responsabilidad individualizada en la participación en los hechos, ni exista un escrito de calificación penal por parte de la fiscalía. Entendemos que esta situación no puede sostenerse por más tiempo, acumulan más de 120 días de privación de libertad, una medida excepcional y provisional de prisión que en ningún caso debe aplicarse con fines punitivos. Por ello reclamamos hoy aquí, la puesta en libertad de estas siete personas de forma urgente y un proceso con las debidas garantías.

Desde una perspectiva de justicia para las personas migrantes que se ven perseguidas, encerradas y expulsadas por leyes injustas, nos negamos a permanecer indiferentes y demandamos el fin de las redadas racistas, de las deportaciones, así como el cierre de los CIE y su desaparición como institución, ya que su larga y trágica historia, así como su actualidad, demuestran que su existencia es incompatible con el respeto de los derechos fundamentales de las personas allí encerradas.

¡MIGRAR ES UN DERECHO, NO UN DELITO!

¡NINGUN SER HUMANO ES ILEGAL!

Murcia 25 marzo de 2017

Promueven
Convivir sin Racismo; Plataforma de la Inmigración de Molina de Segura; Asociación de Senegaleses de la Región de Murcia; Delegación de Migraciones del Obispado de Cartagena; Murcia Acoge; HOAC; Amigos del Alto de Bolivia; Asociación CATS; Plataforma de Afectados por las Hipotecas-Murcia; Círculos del Silencio de Cartagena y Murcia; Coordinadora de ONGD de la Región de Murcia; FAAM; Coordinadora Antirepresión RM; Entrepueblos; Espacio de Acción Social; Asociación Amigas de Ritsona; Asociación de Usuarios de la Sanidad Región de Murcia; el sindicato del campo ALAFA y CGT; Enseñanza CC.OO; Intersindical Región de Murcia.

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